Nicholas Johnson, profesor de leyes norteamericano y comisionado federal de Comunicaciones, planteó: “Toda la televisión es televisión educativa. La pregunta
es: ¿qué es lo que enseña?”. La televisión generó una evolución positiva para los
estudiosos de la comunicación, ellos miraron más de cerca lo que los niños ven en TV y cómo los padres hablan con sus hijos sobre esos programas, revolucionó la educación y el aprendizaje.
Hoy en día el Internet está generando expectativas similares a la televisión en
cuanto a transformar la educación. No obstante, está encontrando más resistencia
en los hogares e incluso más barreras en muchos círculos de la educación formal.
Con frecuencia es visto como competidor de otras ya probadas y reales tecnologías educativas, como el libro. Los mensajes de texto a menudo son considerados como
un deterioro para la ortografía y la gramática lo cual muestra su impacto en el aprendizaje.
Aquellos con que interactúan a través de Internet está menos sujetos al control de las familias, escuelas, bibliotecas y otras instituciones educativas, en comparación con la televisión la cual si esta sujeta al control de alguien. Por ello no es de extrañar que Internet haya conseguido pocas incursiones exitosas en las escuelas y en la educación formal y se bloqueen los contenidos en línea en un esfuerzo por promover objetivos educativos más formales tradicionales.
La tecnología lidera la creación de aquello que los autores llaman una “nueva ecología
de aprendizaje y de oportunidades sociales”. Las investigaciones en el Oxford Internet Institute muestran que, aunque el acceso no se distribuye de forma homogénea en todos los grupos socio-económicos y etarios (de la misma edad), quienes tienen acceso a Internet acuden a la red para hacer de todo, desde buscar la definición de una palabra hasta investigar en torno a la información sobre el desarrollo local o global, o bien sobre
salud y medicina, ciencia, cultura popular o productos comerciales. Las redes están congregando a las personas para jugar, discutir y compartir información. Tal es el caso
de los sitios de redes sociales. Con frecuencia, estas redes refuerzan las amistades y
las relaciones sociales existentes, pero también se emplean para presentar a nuevas personas, sobre la base de intereses y valores comunes.
Éstas son algunas de las preguntas:
1 ¿Cómo puede ampliarse el acceso a estas tecnologías educativas?
2 ¿Cómo pueden los educadores recoger el valor de estas prácticas de búsqueda de
información y creación de redes para mejorar el uso e impacto de Internet en el
aprendizaje?
3 ¿Pueden llevarse estas dinámicas a otros ámbitos del aprendizaje y la educación?
4 ¿Podemos enriquecer las opciones que ofrece Internet a las personas para ampliar su
potencial educativo?
5 ¿Pueden los usuarios, los maestros y los padres, entre otros grupos, incrementar
el valor de Internet para aprender tanto en la vida diaria como en el trabajo y en la
educación formal?
En décadas recientes, la sociedad dejó de centrarse en la televisión educativa y
comenzó a pensar más sobre la televisión en todos sus aspectos y contextos de uso.
Es hora de que los alumnos, los padres y los educadores adopten una visión más
amplia de Internet en el aprendizaje y la educación. Los autores han pensado de
manera consistente en distintas formas para lograr que los aspectos invisibles del aprendizaje de una sociedad en red se hagan visibles a fin de poder ser entendidos y expandidos. Si todo uso de Internet es potencialmente educativo, este proceso de aprendizaje debe ser visible para los estudiantes, los educadores y los responsables
políticos.
Profesor William H. Dutton
Director del Oxford Internet Institute,
Universidad de Oxford
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